“¿Sabe qué pasa? Si conseguimos más trabajo para los uruguayos y las uruguayas los vamos a hacer más dignos y libres por poder vivir de su esfuerzo. Por eso estamos acá”. Con esas palabras y un gesto adusto me respondió el expresidente Tabaré Vázquez en mayo de 2006 cuando le pregunté, durante un mano a mano en el Hotel Watergate de Washington, Estados Unidos, por la resistencia que generaba en su fuerza política, el Frente Amplio, la avanzada que por esos días su flamante gobierno llevaba adelante para alcanzar un acuerdo de libre comercio con la mayor potencia económica mundial y que se saldó con una entrevista en el salón oval de la Casa Blanca con George Bush, al que le pidió apoyo para una eventual guerra con Argentina por la instalación de la planta de celulosa de Botnia (hoy UPM) a la vera del río Uruguay, en Fray Bentos.
El diálogo con el extinto dos veces presidente y líder de la izquierda uruguaya —el hombre que con base en férreas convicciones políticas y humanas puso al país de pie tras la feroz crisis del 2002 e impulsó reformas económicas y sociales para acercarlo al estadio del desarrollo— me dio vueltas en la cabeza en los últimos días luego de oír al mandatario Luis Lacalle Pou bregar en el concepto de libertad solidaria en la lucha contra el Covid-19, perimido por la fuerza de los hechos, más de 5.000 muertos, el anterior de libertad responsable.
Vaya que hay que ser liberal de vedad para seguir resistiendo con esa friolera de vidas e historias truncas, la presión de la corporación médica que, con Vázquez a la cabeza primero y luego la cúpula del Sindicato Médico, fogoneada por activistas frentistas (algunos parlamentarios) presionó y presiona al presidente por una cuarentena obligatoria, ergo: poner un aparato represor para que los ciudadanos no nos movilicemos libremente y el virus no se desperdigara como finalmente ocurrió.
Personalmente desde que estalló la pandemia el 13 de marzo de 2020 le agradezco a Dios vivir próximo a la rambla de Montevideo sencillamente porque si no camino 2 kilómetros a la mañana mis piernas se entumecen por los resabios de un ACV que hace 15 años me postró en una silla de ruedas y no duermo por las noches
El Frente Amplio comenzó a perder las elecciones del 2024 con la interpelación de los ministros Salinas y Arbeleche, por lejos los mejor evaluados por la ciudadanía. Pero también puede ser solo parte de la puesta en escena. Es sabido que es las redes sociales exacerban las discrepancias justo en un tiempo en el que las diferencias profundas son cada vez menos, porque izquierda y derecha no hacen cosas tan diferentes… cuando les toca gobernar. ¿Será por eso que necesitan hacer gestos que exacerben unas discrepancias reales pero menos dramáticas de lo que se sugiere?
Deberemos elegir como sociedad si cotiza lo mismo la opinión de un cientista de elite mundial que la de un diputado suplente de Cabildo Abierto.
Como presidente y líder de una coalición de partidos Lacalle Pou demostró en los últimos días que está dispuesto a soltar amarras.
Orgullo de vivir en una república donde no se sospecha de corrupción a la gestión de vacunas y donde los muertos no se tiran a fosas comunes, sino que reciben una sepultura digna.
Nadie se salva solo, dijo Fernández, el presidente argentino. Obvio, porque ellos son tramposos seriales.
Si te parece poco que en un marco de pandemia el movimiento sindical haya recolectado miles y miles de firmas para plebiscitar una ley que, entienden, vulnera derechos adquiridos y habilita una agenda más liberal y represiva, andá a vivir 15 días en La Habana o Caracas y después me contás si sos más libre que en Uruguay. Y de paso preguntale a Guido Manini Ríos si sigue pensando que hay que “oxigenar la democracia” como dijo durante la última campaña electoral.
De la responsabilidad de la hora de cada uno de nosotros dependerá la calidad de país que tendremos mañana. ¡Es ahora!
Los miles de cubanos en las calles por estos días clamando por libertad y pagando con sangre y muerte por opinar distinto al régimen no deberían ser visto como algo trivial ni mucho menos.
El dirigente comunista Óscar Andrade urgente culpó al bloqueo de Estados Unidos porque, como se sabe, es fácil ser comunista en un país libre, lo difícil es ser libre en un país comunista. Hace rato desconfìo de la dignidad de quienes justifican totalitarismos.
Si Cuba tiene 26 tratados de libre comercio con 114 países del mundo, ¿por qué hay dirigentes que siguen culpando de la miseria solamente al “bloqueo yanqui”?
Si, como cantan Los Redondos de Ricota, “la libertad es fiebre, fastidio y buena suerte”, habrá que tener un poco de todo eso para vivir en un país más “normal” cuando la peste haya quedado atrás.
Y en lo personal en esta estoy con Lacalle Pou y el gran Andrés Calamaro: no hay vida sin libertad, y por eso hace años que uso teléfonos móviles fabricados en Corea del Sur, aunque los chinos sean más baratos.
Denis Dutra