por ACVIDEA
Fue la noche en la que definitivamente la multifacética Mónica Navarro le puso jeans y le soltó el pelo a la zamba, la milonga y el chamamé, además de desgranar unos deliciosos tangos, esos que tienen su impronta sin igual con reminiscencias de arrabal de quien es ya, quizás, la porteña con sangre más charrúa de las féminas argentinas que viven de este lado del Río de la Plata.
Tal vez porque ese día celebraba su cumpleaños, el sábado 31 de octubre quienes acudimos a la sala Zitarrosa nos fuimos con la sensación de haber estado en un gran pogo colectivo con protocolo. Se me hace demasiado normal para la energía que bajaba desde el escenario por el que pasaron varios artistas, casi todas mujeres amigas de la intérprete. De hecho, si no hubiera sido por las restricciones del covid, el público que colmó la sala habría bailado y corrido como lo hizo sin parar la nacida en Villa Urquiza durante la hora y diez minutos que duró el concierto que tuvo lugar en el marco del ciclo Marea de mujeres y disidencias de la música y el audiovisual durante el cual versionó clásicos del folklore latinoamericano y tangos, además de repasar temas de su anteúltimo disco Maldigo, y de presentar nuevas canciones creadas y grabadas durante la pandemia del coronavirus que estalló en marzo de 2020.
Me pasó que entré como en unas preguntas recontra metafísicas. “Si yo construí mi vida para ejercer quién soy y ahora no puedo estar en ese ejercicio, ¿qué construí?, ¿quién mierda soy?, ¿qué soy?, ¿qué importa?, qué importa y qué importante, todo junto” declaró la artista en una entrevista reciente con la diaria refiriéndose al impacto de la pandemia.
Que Navarro se quede tranquila; es la líder frontman, como dicen entre los varones del mundillo rockero, de un cuarteto que nada tiene que envidiar a uno que suene en Nueva York, Londres, Buenos Aires o la Montevideo pos dictadura cuando esta versátil argenta que también compone actúa y pinta integró La Tabaré Rivero Rock Banda.
Acompañada por Hernán Rodríguez en la guitarra, Diego Varela en el bajo e Irvin Carballo en la batería, Navarro, que se presentó en escena con mono dorado estilo Lady Gaga y plataformas al tono dejó bien en claro que no vale la apariencia sin esencia, mucho menos si de rock se trata. Acaso por eso cerró el repertorio de la noche con Mi casa, una balada eminentemente rockera con la que sacudió al público de sus asientos haciendo partícipe a la multitud del festejo, de la sensación de estar en un hogar ajeno, pero sin llegar a ser un extraño. La misma que sentí cuando mi compañera preparó una gustosa pasta para maridar con la cerveza después del toque.
Fotos Alejandro Persichetti
Publicado en https://montevideando.com/2021/11/14/monica-navarro-recargada-en-la-zitarrosa/